Monday, August 14, 2006

Vida errante

“Si fuera un rancho me llamaría Tierra de nadie”, dice Gilda en la pista de baile. Pues bien, si yo fuera un rancho me llamaria Entre dos tierras. Nadie dijo que la emigración sea fácil, que no lo es, especialmente si se trata también de un exilio interior. Los aspectos que lo hacen complicado se podrían compendiar con la frase de William Shenstone: “The proper means of increasing the love we bear our native country is to reside some time in a foreign one”. Pero ya son demasiados años fuera, el consuelo no es el mismo que se autoinyecta uno durante los primeros meses. Como seres adaptables que somos, tendemos a asimilar nuestro entorno, a hacerlo familiar, aunque no sea ese que te ha visto nacer. Y de esta forma se llega al estado fronterizo en el que amas y odias ambos lugares por igual. Perteneces a los dos y a ninguno, eres de aquí y de allá con la ironía de identificarte más con el que no habitas en ese momento.
Pienso en la Valencia tranquila y soleada de Agosto mientras sufro otro año el festival que convierte a la ya de por si lluviosa Edimburgo en la Crastiania del Norte. Pienso en mi colección de libros que aún vive en las estanterías de la casa de mis padres. Pienso en el membrillo y en el queso manchego, en los paseos por el botánico con sus gatos, en la Sra. Finin y en mi sobrina, en el olor a café de los bares. Pienso en un paseo largo por la playa y en un baño mediterráneo de invierno, en la Plaza de la Virgen de noche, cuando el tiempo se detiene, en una biblioteca de títulos en castellano, en la sensación que produce encontrarse con antiguas amistades por la calle y hasta en el ruido del tráfico que se escucha desde mi cuarto.
Pienso esto con una sonrisa cómplice porque esas añoranzas intercambiarán el pais en el momento en que vea mis deseos cumplidos. Es como Tombuctú. Esté donde esté siempre estaré en las antípodas del paraíso. En Valencia echaré de menos el frio y la lluvia británicas, mi mesa de ordenador y creeré que no hay mejor postre que un brownie ni mejor queso que el stilton. El botánico me parecerá pequeño y destartalado comparado con el escocés y no dejaré de discutir con Finin en los desayunos. El café bien lo cambiaría por una pinta de ale y las playas atlánticas por las mediterráneas. De lo que me acuerdo entonces es de mis tiendas de discos y de mi colección de los mismos. Qué duro es estar lejos de ellos! Y el silencio? Allá en el Reino Unido si que se duerme bien...

5 Comments:

At 1:02 PM, Anonymous Anonymous said...

Aprecida Pussy la noto melancólica hoy

 
At 4:28 PM, Blogger Markitos said...

Los cambios siempre son positivos, aunque sean negativos, ya que te ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva.
Un cambio es bueno, y es exactamente lo que necesito ahora, me aprieta la goma del calzoncillo nuevo..cachis.
Tenemos sindrome postvacional, ¿eh?

 
At 4:37 PM, Blogger Higronauta said...

No se desespere, el ser humano por excelencia, suele tender a la inconformidad perpetua esté dónde y en la situación en que esté. Es cuestión de comparar, sopesar, decantar y, muchas veces, simplemente soportar lo que hay. En vocablos pupulares: "somos culos de mal asiento".

 
At 7:37 PM, Blogger Don Julito said...

Y que yo estoy aquí en Ejpaña...

 
At 10:15 PM, Blogger Pussy Galore said...

... eso es lo que peor llevo, los azotes a distancia :)

 

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