Sección de enlatados (3)

Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Hoy la tia Pussy os va a dar a probar el último de sus descubrimientos, la lengua de buey. Un producto enlatado que ha caido en mis manos gracias a la cortesía de mi compañera de trabajo Brenda, que tras enterarse de mis experimentos quiso aportar sus propios terrores culinarios.
Lunch tongue o Ox tongue contiene tal y como su nombre indica, lengua, sal y conservantes. Es lengua procesada y envasada en una pequeña lata de 180 g y 200 calorias que se vende en los supermercados de barrio al precio de £3 (unos 4.5 euros)!! Como si fuese caviar.

Yo pensaba que a estas alturas de mis estudios enlatados no habia nada que pudiera sorprenderme, asi que sin darle muchas vueltas a la cabeza, abrí la lata sin el menor temor. El contenido es de aspecto similar al paté, con su gelatina y textura.

Vuelco el contenido en un plato y resulta ser sólido, me pica tanto la curiosidad que apenas puedo controlar mis manos que se lanzan a tocarlo. Es duro, rosa y tiene cantidad de gelatina adherida. La primera cuestión que se me plantea es, cómo se come esto? En bocadillo? Se degusta solo en plato con guarnición? Se utiliza para el cocido? La etiqueta no me da ninguna sugerencia, asi que me dispongo a hincar el cuchillo y ver qué sale de ahí. No he cenado y tengo hambre.

Tan pronto como incrusto el cuchillo, aquella masa se desenrosca como una espiral, y de su extremo exterior surge una lasciva y repugnante lengua. Contengo las arcadas y se me escapa un grito de angustia.
Ni por todo el oro del mundo probaria esa marranada. No puedo pensar en ello sin dejar de marearme. No puedo hacerlo. Pero tampoco puedo dejar un experimento de este calibre a medias.
Fue en ese momento que Arsenal marcó su primer y único gol y como una revelación divina, escuché los dos insultos que el Señor de Bastos, que rondaba la casa entonces, le dedicaba a la tele. Vi la luz. Cogí un tenedor, lo clavé en aquel amasijo y dije:
-Daaaaaarliing! I’ve got a wee treat for you, try this!
Sin rechistar, abrió la boca, lo masticó y se lo tragó.
-It’s all right. What is it? Corned Beef?
-Aye-le dije, y en mi libro de notas apunté: “sabe a ternera en salmuera”