El infierno es demasiado dulce

Me ha dado tiempo justo para volver a Edimburgo y agarrarme un trancazo indecente, y es que en un despiste de mala educación se me olvidó despedirme por vacaciones, he estado en Valencia estas dos semanas, es curioso que cuando más cerca estoy físicamente de vosotros es cuando más lejos os tengo. Lo de la gripe yo lo atribuyo al rechazo corporal que me produce utilizar en abril el suéter de cuello vuelto y los guantes de lana, menudo frio siberiano. Con lo bien que estaba yo en Valencia, donde me he dedicado a entoxicarme durante 14 dias, aprovechando el tiempo perdido en inauguraciones de exposiciones y de más pasatiempos burgueses. Valencia está tan divertida como siempre, aunque mis exigencias están al mínimo, el simple hecho de saludar a mis amigos con un par de besos y un abrazo ya significa un mundo para mi, la frialdad del choque de manos británico me resulta ya doloroso. Esto por no hablar de su inexplicable pasión por hacer colas hasta para coger el autobús, lo que disfrutaria esta gente con el racionamiento. Pero ya me estoy desviando, a lo que iba, la Valencia postfallera no tiene precio… llegué con la noticia de que mi camello habitual habia muerto en una redada policial. Whiskito, un titán de más 70 años que regentaba un bar de copas y sexo barato, habia alcanzado tal nivel de notoriedad y clase que te vendia la droga sin despegar los ojos de su major amiga, la tragaperras. Todo un clásico de la noche valenciana, murio de un ataque de asma en plena detención, yo lo beatificaba como mártir. Según fuentes presenciales la policia no le dejó alcanzar el inhalador y malinterpretó sus espasmos. El nuevo dealer fuma Fortuna y tiene nombre de marca de zapatos, dónde va a parar.
Entre dealers y cervezas desventadas he pasado mis dias valencianos, lo único productivo fue ir a ver a los Buzzcocks, concierto que valió la pena por su bajista, que más que un músico parecia un ninot de falla. El misticismo es malo, especilamente si tocas en un grupo punk. El resto todo ha sido de comer y de reirme y de bailar y de comprar y de xarrar y de comer de nuevo. A ver si ahora con la cantidad de bajas laborales como consecuencia de la operación Semana Santa en las carreteras, me sale un trabajo decente y no lo que me manda infojobs, que antes sustituyo al Whiskito que solicito una de sus ofertas.